Para comenzar el mes de marzo he decidido poner por escrito
algunas tareas que considero que constituyen un reto para casi cualquier
traductor autónomo. Estoy convencida de que nuestra calidad de vida mejoraría
en gran medida si fuéramos capaces de aplicar a partir de hoy el decálogo que
os propongo a continuación.
Reto 1: establecer un
horario
Cada uno sabrá cuál es el que le conviene pero, desde luego,
no es sano andar traduciendo a ratos y por todas partes el día entero. Y
creedme, hablo por experiencia.
Reto 2: quitarse el
pijama (y por supuesto ducharse)
Este reto puede relacionarse con el reto 8, ya que
una buena opción es cambiarse el pijama por el chándal tempranito, hacer un
poco de ejercicio y ducharse antes de comenzar la jornada laboral. En mi caso
es la única forma viable si no quiero que la pereza se apodere de mí a medida
que pasa el día.
Reto 3: acondicionar nuestro
lugar de trabajo
Lo más sano en este sentido es reservar una habitación (o al
menos un rinconcito) para establecer nuestro lugar de trabajo. Un lugar con
buena luz, un teléfono, una pantalla grande, un buen teclado (si es ergonómico
mejor) y, sobre todo, una magnífica y cómoda silla. Lo ideal es que tanto
nosotros como el resto de miembros de nuestra familia reconozcan ese lugar como
nuestra oficina y sepan (y sepamos) que mientras estamos ahí, estamos
trabajando.
Reto 4: abandonar el
portátil
Realmente, más que abandonarlo, lo que tenemos que hacer es
optimizar sus posibilidades. Recomiendo en este sentido consultar la siguiente
imagen,
que obviamente no puede respetarse sin haber conectado nuestro querido e
inseparable ordenador portátil a una gran pantalla, así como a un teclado y un
ratón externos.
Reto 5: darnos cuenta
de que algunas cosas son propias de nuestra profesión y no todo el mundo está
obligado a saberlas
Es verdad que estamos cansados de repetir la diferencia
entre un traductor y un intérprete o entre la lengua de origen y la lengua de
destino, pero ¿acaso nosotros sabemos exactamente la diferencia entre un jefe
de obra y un encargado de obra o entre un perito y un consultor técnico?
Estamos de acuerdo en que tenemos que conseguir que nuestra profesión se
respete y se reconozca, pero hagámoslo bien y dejemos de perder los papeles cada
vez que alguien ajeno al tema se confunde respecto a lo nuestro.
Reto 6: tratarse la
adicción a las redes sociales
Hay que tener valor para comentar esto cuando yo misma soy
malísima en este aspecto. Estar todo el día sentado frente al ordenador no
ayuda, pero es increíble cuánto tiempo se puede ahorrar si establecemos un
horario para acceder a las redes sociales y lo respetamos. Y por supuesto, hay
que cerrar las pestañas en cuanto finalice el horario para que los avisos tipo
“Fulanito comentó tu foto” o “Menganito quiere ser tu amigo” no sigan
distrayendo nuestra atención durante todo el día.
Reto 7: comer bien
Que levante la mano el que en los periodos con mayor volumen
de trabajo no se ha pasado una semana entera alimentándose a base de comida
china a domicilio, o ha cogido un salchichón y se lo ha comido a bocados para
ganar tiempo. Como opciones alternativas pero igual de rápidas que éstas
propongo: tener varias raciones de lentejas (o de lo que sea) en el congelador
en previsión de estos momentos; comprar bolsitas con lechuga o espinacas ya
lavadas y cortadas, tomatitos cherry y queso en cuadritos para preparar una
ensalada exprés; o mezclar una lata de verduras mixtas con una lata de atún en
aceite de oliva.
Reto 8: hacer
ejercicio
Por las características de nuestro trabajo, más nos vale
movernos un poco si no queremos poder llegar rodando a los sitios. El tipo de
ejercicio puede variar: gimnasio, zumba, correr por el barrio… lo que sea. Y
los fines de semana aprovechemos para montar bici en familia, pasear, remar en
el Retiro o correr detrás del perro, si tenemos perro.
Reto 9: comportarnos
como profesionales para que los demás nos vean así
Hacer presupuesto, tener página web, llevar siempre la
tarjeta de visita encima, ser capaces de responder cualquier correo o llamada
en poco tiempo, cumplir siempre con el plazo establecido o tener un lugar
decente donde recibir a un cliente o colega si surge la ocasión son algunas de
las cosas que harán que los demás nos respeten como profesionales.
Reto 10:
relacionarnos (bien) y colaborar con los colegas
El celo profesional no encaja con nuestra profesión. Sin
embargo, Twitter, Facebook y unas cañas con tapas después del trabajo con los
colegas encajan a la perfección, ¿o no?
¿Y tú?, ¿cuál es el mayor reto al que te enfrentas cada día
como traductor autónomo?
Yo me siento muy identificada con todos los puntos pero reconozco que lo que más me cuesta es desconectar y cumplir un horario. Quizás se deba a que tengo el despacho en casa. ¿Funcionaría mejor si lo tuviera fuera?
ResponderEliminarAl igual que Elisa creo que el hecho de trabajar en casa es por donde se le mire dificil, más si se tienen hijos, esposo, etc. El aprender a manejar los tiempos es la tarea número uno.
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